martes, 1 de julio de 2008

PINTA CONMIGO

Cuando uno está pintando no se acuerda de la abuelita, ni de comer, ni nada. Pintar es mucha felicidad.
     Cuando uno pinta no está en ningún lado, no está ni aquí ni allá, no existe el tiempo...ni le da hambre, ni ganas de hablar con nadie. Uno está como perdido en el espacio...en su propio mundo...en donde uno es el que manda. Y le da órdenes al pincel y quita y  pone colores a discreción.
     Pintar es casi tan bueno como un orgasmo.